Héctor Pérez

  ADAPTACIONES CURRICULARES: UN TRATO A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD Las personas discapacitadas forman parte de un colectivo de enorme vulnerabilidad, tanto en el entorno académico como posteriormente en el mercado laboral. En el post de hoy vamos a ver cómo estas personas deben tratar de ajustarse a la situación del resto de estudiantes sin poseer las mismas habilidades.  Las adaptaciones curriculares sufren cuando un alumno debe superar unos criterios base adaptados a su condición. Si bien esta medida parece una forma adecuada de tratar con problemas individuales, la realidad supone un paso de extrema dificultad en el entorno escolar. La precariedad de los profesores en relación con cantidad de contenidos, número de alumnos por aula y recursos con los que dispone el centro, suponen un gran impedimento para los profesores a la hora de impartir sus materias en condiciones no especiales. Cuando a todo esto se le suma tener que impartir clases integrando a una persona con discapacidad

  LA ESTIGMATIZACIÓN DE LA FP Recordando mis años como estudiante de secundaria, los alumnos eran divididos en dos grupos bien diferenciados: los que podían pasar a los niveles superiores con el bachillerato y los que tenían que ir a formación profesional por no ser aceptables académicamente. Formación profesional, a pesar de no querer aceptarse públicamente, ha sido vista como una opción residual para aquellos casos de estudiantes con los que no tenían oportunidades para promocionar secundaria o, ni que decirlo, bachillerato. Los alumnos que terminaban una fp eran vistos como mano de obra barata y práctica, pero nunca vistos con tanto respeto como las personas que poseían un título universitario. Pero, curiosamente, los últimos años de recortes educativos han traído una situación inesperada para esta opción académica. El mercado laboral no había sido hasta ahora un lugar tan incierto para encontrar trabajo, incluso para aquellos con mejores expedientes. En limitadas ocasiones podemos

  PROBLEMAS DEL DÍA A DÍA EN LA EDUCACIÓN: EL ESTRÉS ACADÉMICO Un asunto frecuente en todos los centros educativos es el grado de estrés sufrido por la mayor parte de los alumnos. Bien sea por llevar al día todas las asignaturas, tener buena nota en los exámenes o, en estos tiempos, poder contagiarse, los alumnos se ven obligados a convivir con este estado durante el año escolar. ¿Cómo reducirlo? De esto va a tratar este post. Los recortes en educación que llevamos viviendo y la precariedad del personal docente, con un ratio alumno-profesor excesivo para ser capaz de impartir todos los contenidos y asegurar que todos los alumnos mantengan el mismo nivel, no ha colaborado en el estrés educativo, más bien todo lo contrario. Este contexto, unido a los problemas comunes del periodo como sobrecarga académica, presión familiar, baja motivación, problemas emocionales, etc., suponen que los alumnos relacionen el centro de estudios con un entorno de ansiedad.  El estrés, si bien puede permitir

  SER PROFESOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA Si por algo se caracteriza el sistema educativo español es por los continuos cambios legislativos en el currículo educativo una vez que en política el partido opositor se alza con el poder. Las nuevas leyes o decretos para modificar parcialmente los contenidos, estándares y criterios de evaluación curriculares son uno de los grandes hándicaps del profesorado, que se ve en la necesidad de cambiar en un breve periodo de tiempo lo que era legalmente correcto con la ley o decreto educativo promulgada por el nuevo partido vencido.  Todos estos cambios repercuten en la situación educativa española, suponiendo que nuestro país no pueda desarrollar una legislación educativa en el largo plazo. En los últimos treinta y cinco años, España ha sido testigo de un total de once leyes educativas elaboradas por los poderes públicos. Esto, más que por necesidad, es fruto de una carga ideológica y ególatra de los políticos de turno que, tristemente, repercute negativ

  EL NECESARIO EQUILIBRIO ENTRE CENTRO Y FAMILIAS EN LA EDUCACIÓN En el contexto nacional actual, siendo uno de los países europeos con mayor tasa de abandono escolar, vamos a hablar de la importancia de la participación de las familias para asegurar el éxito educativo.  El entorno escolar y familiar debe de trabajar conjuntamente, fortaleciendo vínculos de cooperación y cohesión entre sus agentes. La implicación de las familias en la educación de sus hijos permite a los alumnos reforzar los contenidos vistos en clase, tener las tareas realizadas y hacer un seguimiento del progreso de sus hijos por medio de la comunicación con el centro y sus tutores. Esto conlleva una mejora en las posibilidades de los alumnos en conseguir un correcto éxito educativo y, además de favorecer la autoestima de los alumnos por su mejora en el centro, mejora el concepto que estos tienen hacia su centro de estudios. Desafortunadamente, la implicación de las familias no siempre puede darse en los centros, sie

  LA MEJORA DE LA MOTIVACIÓN EN EL ALUMNADO Si un estudiante tuviese que valorar su escuela y la metodología empleada por sus profesores, seguramente palabras como “entretenida” no figurarían en su descripción. Cuando los padres acuden al centro de estudios de su hijo, seguramente comenten que “todo está igual a cuando yo estudié”. Es de esta situación, y su impacto sobre el alumnado, sobre lo que vamos a hablar en el post de hoy. Desde el pasado siglo, la organización general de un aula no ha, en su mayoría, cambiado excesivamente. Tenemos la mesa del profesor con la pizarra y las mesas de los alumnos al final de la clase agrupadas en columnas y filas en formato cuadrícula. Este hecho tiene una simbología en el formato del aprendizaje: el profesor traza el camino seguido por los alumnos y los alumnos permanecen como sujeto pasivo en la clase escuchando la lección del día. La consecuencia de todo esta metodología y la distribución del espacio son las principales consecuencias de que, a