LA MEJORA DE LA MOTIVACIÓN EN EL ALUMNADO
LA MEJORA DE LA MOTIVACIÓN EN EL ALUMNADO
Si un estudiante tuviese que valorar su escuela y la metodología empleada por sus profesores, seguramente palabras como “entretenida” no figurarían en su descripción. Cuando los padres acuden al centro de estudios de su hijo, seguramente comenten que “todo está igual a cuando yo estudié”. Es de esta situación, y su impacto sobre el alumnado, sobre lo que vamos a hablar en el post de hoy.
Desde el pasado siglo, la organización general de un aula no ha, en su mayoría, cambiado excesivamente. Tenemos la mesa del profesor con la pizarra y las mesas de los alumnos al final de la clase agrupadas en columnas y filas en formato cuadrícula. Este hecho tiene una simbología en el formato del aprendizaje: el profesor traza el camino seguido por los alumnos y los alumnos permanecen como sujeto pasivo en la clase escuchando la lección del día.
La consecuencia de todo esta metodología y la distribución del espacio son las principales consecuencias de que, a medida que pasan los cursos escolares, los alumnos pierden progresivamente mayor nivel de motivación. Curiosamente, las críticas tienden a estar encaminadas en la dirección errónea. Los profesores tienden a ser el centro de las críticas de esta falta de motivación del alumnado y el drenaje de la creatividad de los jóvenes cuantos más años pasan en el centro educativo. Sin embargo, el profesor está obligada a seguir un currículo establecido desde el sector público y que, en caso de no completarlo, puede conllevar una sanción en su expediente laboral.
Unos líderes políticos incapaces de preocuparse por el sistema educativo que se les da a los jóvenes, no pueden frenar la falta de motivación. Los recortes en el presupuesto educativo y su incapacidad para llevar a acuerdos en pactos educativos, convierten al profesorado en conductos que deben adaptarse a una situación incierta a nivel curricular para poder desarrollar la hoja de ruta que, legalmente, se ven obligados a seguir.
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