SISTEMA EDUCATIVO: ¿IMPULSOR O DESTRUCTOR DE LA CREATIVIDAD?
SISTEMA EDUCATIVO: ¿IMPULSOR O DESTRUCTOR DE LA CREATIVIDAD?
Hoy quería debatir con vosotros un tema de especial relevancia cuando tratamos sobre la educación, y es su habilidad para bien mejorar o anular la creatividad, un asunto que guarda gran relación con la capacidad de aceptar el error.
Tratando de hacer un repaso sobre mis años como estudiante, no conservo ningún recuerdo en el que una equivocación supusiese un acto positivo. Precisamente, todo lo contrario, porque equivocarte era lo peor que podías hacer. Fue Picasso quien afirmó que todos nosotros nacemos siendo artistas, pero que el problema era continuar siéndolo a medida que crecías. Desde luego, una cualidad difícil de mantener en un contexto educativo en el que la repetición memorística y el pensamiento de respuesta verdadera es la regla dominante.
Independientemente de nuestro lugar de procedencia, el sistema educativo no parece diferir de un lugar a otro. Pensamos en algún país en el que las matemáticas no estén en la cúspide de la pirámide de educación necesaria, y el arte y la música no estén en la parte inferior. La educación termina por centrarse, exclusivamente, en la las capacidades mentales relacionadas con la cúspide para evadir y olvidar aquellas que requieres de otras cualidades, como la capacidad para crear, la imaginación o la movilidad motora.
Otra de las características de ese común sistema educativo, es su focalización en las habilidades académicas y las salidas profesionales que las materias de la cúspide ofrecen. Pero este sistema va a derrumbarse inevitablemente, por el hecho de la gran cantidad de personas que, en los últimos diez años, han obtenido su licenciatura o graduado. Estudiar y aprobar ha dejado de serlo todo, y las posibilidades de encontrar un trabajo, aún con esas materias top, ha dejado de ser una garantía y, si no cambiamos los objetivos y las metas del sistema educativo, las posibilidades que dejaremos a las futuras generaciones para prosperar y encontrar su lugar, solo beneficiará a una pequeña minoría que haya nacido con las capacidades de reproducción memorística y matemática que, vistas, no aseguran una profesión tampoco ahora.
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